El propósito de este proyecto consiste en compilar una obra colaborativa de referencia, a modo de glosario, que sirva para clarificar y analizar los términos clave en los textos zambranianos, para así hacer su pensamiento más accesible e invitar al lector a desentrañar la potencialidad de su racionalidad.
Zambrano otorga al tiempo un protagonismo incuestionable dentro de su pensamiento. Zambrano rechaza de la rigidez del tiempo kantiano interpretado como estructura a priori desde la que, junto al espacio, se filtra todo entendimiento humano. Igualmente, tampoco acepta la interpretación mecanicista que rige nuestras vidas desde la revolución industrial, según la cual el tiempo es ante todo una vida medida. Más cercana en este aspecto a Bergson que a Heidegger, para Zambrano el tiempo es una categoría de la vida humana a la que considera como mediadora entre el ser y el ser humano. Concretamente en El hombre y lo divino (1955) lo caracteriza como aquello que media entre la muerte y el ser. Como tal, según Zambrano el tiempo se nos presenta como dinámico, relativo y múltiple. Así, en "Apuntes sobre el tiempo y la poesía" (1942) llega a decir que «en la vida humana lo decisivo es el tiempo» (Zambrano, OOCC, II, 2016: 451).
Zambrano aborda el tiempo como experiencia vivida, por eso insiste en la multiplicidad de los tiempos, expresión que da título a uno de los capítulos de Delirio y destino (1952). Así, en contraste con la organización rectilínea y unidireccional del tiempo en presente, pasado y futuro, para Zambrano, los tiempos pueden solaparse entre sí. De manera que el pasado se alargue hasta el presente impregnándolo, coloreándolo a la vez que la proyección y expectativa del futuro quede ligada a lo que es y a lo que fue. En el equilibrio dinámico en el ahora entre el pasado y el futuro es a lo que Zambrano llama el ancho presente.
Por otra parte, el tiempo también puede detenerse. En ese caso estaríamos ante el tiempo piedra. Ese tiempo pesado, que parece anclarse en vez de transcurrir, hasta el punto de solidificarse en piedra. Se trata de un pasado que se niega a hacerse pretérito y por el contrario se presentiza, convirtiéndose en un peso que ancla al que lo vive. Sería este un ejemplo de la dimensión devoradora del tiempo que pueden adquirir tanto el pasado como el futuro.
Todo ello lleva a Zambrano a expresarse en términos de habitar el tiempo.
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