Sobre el concepto del alba, en Persona y democracia nos dice: “El alba es la hora más trágica que tiene el día, es el momento en que la claridad aparece como herida que se abre en la oscuridad donde todo reposa. Es despertar y promesa que puede resultar incumplida.” (2011b, III: 399) Su referencia a la claridad como herida, constituye una advertencia sobre los peligros de la luz deslumbrante que ofrece la razón de la Ilustración, la del racionalismo basado en las ideas claras y distintas. A esto le sigue una segunda advertencia, más grave y directa: que nos avisa de que las promesas de esta claridad pueden no ser satisfechas. En definitiva, nos presenta el alba como un tiempo de incertidumbre, una incertidumbre que es inseparable del nacimiento y despertar. Es precisamente esta herida en la oscuridad y esta incertidumbre que representa el alba la que posibilita que se abra un día genuinamente nuevo, cargado de potencial y posibilidades y no una mera repetición de lo mismo. Es la irrupción del alba la que posibilita de la persona y de la historia.